domingo, 23 de noviembre de 2014

¿Las Películas son sólo para evadirse?

Reseña sobre "Los juegos del hambre" y películas similares. 

Está de moda, la trilogía de  Los #JuegosDelHambre:
Una mezcla de Ben-Hur, Show de Truman, reality-show, culebrón romántico, en un futuro de guerra y hambre donde los personajes al borde de la muerte van vestidos y maquillados por los mejores estilistas y asesorados por una especie de expertos en marketing y audiencias.

Suzanne Collins escribió esta trilogía inspirada según dice al hacer zapping un día en TV, donde en unos canales había realities y en otros las crónicas de guerras varias.

Las películas lo tienen todo, protagonistas jóvenes y bellos, buenos y creíbles actores

y actrices, atractivo visual, violencia, efectos 3d, romanticismo al uso, catastrofismo futurista, la división entre Buenos y Malos...
Caldo de cultivo perfecto para que todo lo que pase adquiera un dramatismo que intensifica las emociones del espectador.

Ambientada en un mundo donde la emisión de TV cumple una función de control de la población. También me recuerda a "1984" de A. Huxley.

La historia nos mantiene con la esperanza de la #liberación final. Con unos #héroes muy humanos, llenos de fortalezas y debilidades, como ha de ser para mantenernos pegaditos a la historia.

La historia entretiene. El transfondo es tan parecido al momento actual, o a lo que puede llegar a ser el futuro no tan lejano, que pone la carne de gallina.

Siempre he pensado que nos gustan las películas de este tipo, de futuros tenebrosos y decadentes, porque nos hacen ver que lo nuestro aún tiene algo bueno.

Ver Titanic mientras estás calentita tapada en el sofá no es lo mismo que ir en una patera en el estrecho en el mes de noviembre, por la noche.

Esa distancia de seguridad, que nos da el cine, la fantasía, a veces nos distrae, y nos desensibiliza (es mi opinión) de la realidad.

Ver "Los juegos del hambre" y solidarizarte con el pueblo oprimido de los diferentes distritos, y luego ir a comprar al supermercado y ni mirar a la persona que en la puerta  te pide una ayuda para comer.

Llorar con tus hijos o sobrinos viendo cómo muere la mamá de Bambi en la peli de dibujos y luego irte a comer ciervo o un buen filetón de buey a un mesón de cazadores.

Emocionarte viendo "El color púrpura" y después burlarte del vendedor negro de baratijas que te ofrece alguna en el bar mientras te tomas la cervecita con tus colegas. O no querer sentarte a su lado en el metro.

Aquí os dejo, con estas ideas, que espero que complementen vuestra opinión, y que os creen preguntas para debatir.

¡Siempre sumando!